Allá por 2004, cuando negociábamos nuestro vigente Acuerdo Marco (qué tiempos aquellos… incluso negociábamos), la empresa insistió en la necesidad de regular las vacaciones para poder dotar de “predicibilidad” a los proyectos. Y para ello redactamos el epígrafe VACACIONES en el apartado 1.- Horario y tiempos de trabajo.
Y no es que sea la octava maravilla. Pero el procedimiento explicado en dicho texto (con las lógicas excepciones) ha ofrecido certidumbre tanto a los jefes como a sus subordinados para planificar vacaciones y no dejar desiertos los proyectos.
Pues eso ha cambiado. Ahora lo importante no es ‘compatibilizar el derecho a las vacaciones y la obligación de atender a nuestros clientes’. Ahora la prioridad es ‘corregir el desequilibrio de días productivos entre el primer y el segundo semestre’. ¿Cómo? Pues trasladando vacaciones del segundo semestre al primero. Mejor dicho, obligando a que la plantilla solicite las vacaciones en el primer semestre.
Hasta hace poco la batalla era forzar a que el personal disfrutase las vacaciones en jornada de verano (así se empleaban menos horas y la facturación era mayor). Ahora importa más el maquillado de las cifras.
Hay muchas razones para justificar qué la mayoría de las vacaciones las solicitemos en el segundo semestre: estacionales (verano, calor), familiares (cierre de colegios, conciliación), etc. Pero, ¿qué son estas pequeñeces frente a la hermosura de unas cifras cuadradas en los ficticios balances del grupo Atos?
Esta empresa no se conforma con presionar a su plantilla, con despedir, no subir salarios en años. Ahora también quiere organizarnos la vida. Y todo por unos números FICTICIOS…
El Acuerdo Marco debe respetarse. Y vamos a defenderlo en todos los frentes.